Ciencia con chocolate: divulgación en un entorno distendido
La pandemia de la COVID-19 cambió la forma en la que la sociedad percibe la información científica. Durante ese tiempo, los investigadores aparecían constantemente en los medios explicando los avances más recientes. Esto fue una gran oportunidad para mostrar el valor de la ciencia y su papel en la solución de problemas que afectan a la salud y al bienestar social. Sin embargo, la COVID-19 fue solo una de las muchas amenazas que enfrentamos. El cambio climático podría tener un impacto aún mayor si no tomamos medidas firmes, y el problema de las bacterias multirresistentes a los antibióticos sigue creciendo. Además, nuevos virus que podrían causar graves enfermedades están bajo la vigilancia de la OMS y los científicos.
Los investigadores estudiamos el mundo que nos rodea para comprenderlo mejor, lo que resulta esencial para poder responder a los desafíos cuando es necesario. No obstante, para conseguir un mayor beneficio para la sociedad es crucial que las personas estén informadas con rigor científico; solo así podrán exigir un desarrollo científico sólido y soluciones efectivas a quienes toman las decisiones. Y para lograrlo, la ciencia debe salir del ámbito académico y los investigadores asumir la responsabilidad de comunicarla de manera accesible pero precisa al público general.
Con este propósito, en 2011 iniciamos «Ciencia con Chocolate», un proyecto respaldado por la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular (SEBBM). Las charlas se realizaban en una chocolatería Valor y abordaban temas variados, sobre biomedicina, cambio climático, producción de alimentos, astrofísica, etc. Investigadores expertos compartían sus conocimientos mientras los asistentes disfrutaban de una taza de chocolate. En 2016, el proyecto se continuó con «Ciencia en PANGEA», que se desarrollaba en una agencia de viajes. Con la pandemia, las actividades presenciales de divulgación se detuvieron, pero las retomamos en cuanto fue seguro. Actualmente desarrollamos nuestra actividad en Moe Club, donde las charlas se acompañan de una cerveza o refresco. El objetivo sigue siendo el mismo: informar de forma amena y entretenida sobre temas científicos y el trabajo de los investigadores. Puedes encontrar todo el historial de charlas y otras actividades divulgativas y formativas en https://cienciaconchocolate.blogspot.com/
Estos proyectos muestran que es posible explicar temas complejos, e incluso controvertidos, de manera sencilla y atractiva para todo tipo de personas. El público que asiste a estas charlas es muy variado: desde adolescentes hasta jubilados, desde estudiantes universitarios de ciencias o humanidades hasta personas sin estudios superiores. Todos tienen en común la curiosidad y el deseo de encontrar respuestas. A lo largo de los años, hemos observado que la gente tiene muchas preguntas, ya sea por lo que ha escuchado, visto en redes sociales, o por miedos y preocupaciones personales. Es por eso que las charlas deben adaptarse a ese nivel de curiosidad y evitar abrumar con información o despreciar ideas preconcebidas, por más absurdas que puedan parecer desde un punto de vista científico.
Es importante que estas charlas no sean las mismas que se presentan en congresos o aulas universitarias; deben estar diseñadas específicamente para el público general. Los ponentes, que participan de forma altruista, encuentran satisfacción en la curiosidad e interés de los asistentes. Los locales donde se realizan las charlas también colaboran desinteresadamente, cediendo el espacio y apoyando en la organización. El verdadero éxito de estos proyectos no está solo en la conferencia o en el lugar donde se realiza, sino en lo que viene después: las preguntas y el debate. Los asistentes tienen la oportunidad de interactuar directamente con los expertos, sin barreras formales como tarimas o atriles. Este ambiente cercano y relajado fomenta un intercambio de ideas en el que nadie teme hacer preguntas o expresar dudas.
Además, estas iniciativas de divulgación científica demuestran que existen muchos investigadores dispuestos a compartir sus conocimientos con la sociedad. Por su parte, el público está ávido de aprender y preguntar. Los científicos deben continuar brindando respuestas como parte de su responsabilidad social. Con propósito similar, la Fundación DRO se unió a nuestra actividad en marzo de 2018, ya que coincide con su misión de apoyar la transferencia del conocimiento científico a la sociedad y promover el emprendimiento.
Ciencia con chocolate: divulgación en un entorno distendido
Enrique J. de la Rosa, investigador científico del CSIC en el Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas.
Margarita del Val, investigadora científica del CSIC en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa y coordinadora de la Plataforma Temática Interdisciplinar “Salud Global”.
Begoña García Sastre, periodista, técnico especializado del CSIC